A lo largo de una ruta de 22 kilómetros –que unirá a los distritos de Magdalena, Jesús María, Pueblo Libre, Breña, Cercado de Lima y San Juan de Lurigancho (SJL)–, el corredor no segregado SJL-Brasil deberá empezar su etapa de preoperación en febrero del próximo año. Lo hará con 550 buses, 350 de 12 m de largo y 200 de 18 m.
Así lo dijo el vocero de Pro Transporte, Raúl Fernández, luego de que se anunciara la firma de los contratos de concesión con cuatro consorcios para operar en este corredor, suscritos a inicios de semana.
El corredor SJL-Brasil, se entrecruza con otros cinco sistemas de transporte masivos y su tramo final corre en paralelo con un sexto. Así, la integración del pago de boletos, que permita que mediante una tarjeta única se pueda viajar en los distintos transportes gracias a facilidades de transbordos, urge para concretar una red organizada de traslados en beneficio de los limeños.
Un paso fundamental para ello es abandonar el cobro manual de pasajes en los corredores azul y Javier Prado e implementar el cobro electrónico (como en el Metropolitano) mediante el uso de tarjetas recargables. Sin embargo, en febrero, Pro Transporte canceló la licitación para tales fines que había ganado el Consorcio Recaudo Lima. De ahí que, a inicios del 2016, el ente de la Municipalidad de Lima plantee abrir una nueva licitación a fin de que el cobro electrónico en corredores pueda estar implementado en agosto del 2016.
MENOS BUSES, MÁS VELOCIDAD
Hacia febrero del 2017, tras un año de preoperación, y ya en operación, el corredor SJL-Brasil deberá contar con 1.098 buses troncales y alimentadores. Estos alcanzarían en su recorrido una velocidad promedio de entre 11 y 12 km por hora. Así, de entre los 16 servicios distintos que ofrecerán, el que pare en menos paraderos solo recogerá y dejará pasajeros en 4 a 5 puntos y hará el recorrido en casi dos horas.
De acuerdo con la Municipalidad de Lima, ello solo será posible –tal como ha sucedido en los corredores Tacna-Garcilaso-Arequipa y Faucett-La Marina-Javier Prado– retirando unidades de las empresas tradicionales que recorren el corredor. Actualmente, el tramo soporta a diario entre 3.000 y 4.000 vehículos, entre combis, coasters y buses.
Según Fernández, en la etapa de operación, los buses de los concesionarios –la mayoría de los cuales ya operan formalmente en las avenidas que comprenderán el corredor– deberían compartir solo ciertos tramos de la ruta con empresas tradicionales de transporte. Por ejemplo, en la avenida Abancay. No obstante, Pro Transporte prevé un descenso significativo en las unidades de transporte público que recorrerán en ese entonces la vía. Ello, al punto que esta avenida podría ver reducidas en 50% las emisiones de monóxido por vehículos motorizados.
El retiro de rutas debería comenzar con la preoperación. No obstante, Pro Transporte no precisa aún cuál será el cronograma para ello. Lo cierto es que algunos concesionarios deberán iniciar la operación con flota nueva al 100%; otros la renovarán progresivamente durante cinco años.