Diariamente, cerca de 250 mil vehículos de transporte público y particular transitan por el puente Bella Unión, ubicado sobre el río Rímac, entre los distritos del Cercado de Lima y San Martín de Porres.
Sin embargo, la apertura al tránsito vehicular de esta estructura hasta abril del 2016–cuando se empezará a construir un nuevo puente que forma parte del proyecto Línea Amarilla–, en plena época de crecida del río, supone un riesgo para quienes circulan por ahí.
El Comercio accedió a un informe interno del 28 de mayo de la Empresa Municipal Administradora de Peaje de Lima (Emape), entidad edilicia que gestiona la obra, en el que se informa que “existe un enorme riesgo de colapso de la cimentación” del puente Bella Unión frente a la crecida del río Rímac –que suele presentarse entre los meses de diciembre y marzo– y la llegada del fenómeno de El Niño.
El informe hace especial referencia a la estructura del sentido norte-sur del puente, que va en dirección al Cercado de Lima. Esta quedó en pie y se mantuvo abierta al paso vehicular en sus dos carriles cuando en febrero del 2013, la estructura del sentido sur-norte del puente colapsó debido a que sus cimientos fueron erosionados por el río Rímac. En reemplazo de esta última, se habilitó un puente metálico Bailey, de un solo carril, para que los vehículos pudieran circular por la avenida Universitaria hacia Lima norte (ver infografía).
Este año, la vulnerabilidad estructural fue registrada tanto en el sector del puente que no ha colapsado (sentido norte-sur) como en las columnas y estribos del puente metálico Bailey.
Guerra avisada
En el documento se recomendó el reforzamiento de las bases del puente Bella Unión, “mientras no se definan ejecutar las obras nuevas, puesto que el puente provisional actual soporta sobrecargas que comprometerían la estabilización de las estructuras actuales”.
El refuerzo propuesto en el informe contratado por Emape y elaborado por el ingeniero especializado en puentes Percy Barreto requería una inversión de S/.6 millones y debía hacerse en la época de estiaje (bajo caudal del río), por lo que se planteó un plazo máximo de 45 días para ejecutarlo; es decir, hasta mediados de julio. Pasado este plazo, sería imposible intervenir y arreglar la estructura del puente, según el informe de Emape.
Consultado sobre el riesgo de colapso del puente, el gerente de mantenimiento de Emape, Humberto Guzmán, señaló a El Comercio que como medida preventiva se ha efectuado la limpieza del cauce y la descolmatación (retiro de residuos sólidos del fondo) del río Rímac para evitar una mayor erosión en la estructura.
“Debemos esperar a que culmine la construcción del viaducto Dueñas [parte del proyecto Línea Amarilla] para cerrar el tránsito en el puente Bella Unión. Se requiere una vía alterna y esto recién se dará el próximo año. Tenemos un equipo permanente que monitorea las estructuras del actual puente”, refirió Guzmán.
Respecto a por qué no se realizó el reforzamiento requerido en mayo pasado sobre las bases del puente, Emape indicó a este Diario que no habrá ningún pronunciamiento oficial.
Lamsac, la concesionaria a cargo del proyecto Línea Amarilla, también evitó dar declaraciones sobre el particular.
Avances del nuevo puente
Emape indicó que la construcción del nuevo puente Bella Unión comenzará entre marzo y abril del próximo año. La obra se planea entregar a la ciudadanía en diciembre del 2016.
Asimismo, la Municipalidad de Lima informó el lunes que continúa con la ejecución de obras preliminares para erigir el puente. Según la comuna limeña, los trabajos iniciales que se ejecutan en la zona consisten en el retiro y reubicación de interferencias (tuberías de agua y desagüe) y la excavación masiva del paso inferior que se construirá en la intersección de las avenidas Morales Duárez y Universitaria, a escasos metros del puente Bella Unión.