La investigación por dumping a prendas de vestir importadas de China puede esconder un caso de mercantilismo.
Si el Perú es el país que más ha crecido y el que más ha reducido la pobreza en América Latina en los últimos veinte años, ello se debe a la relativa consistencia con la que ha aplicado un modelo de crecimiento en el que la apertura económica y la abolición de los privilegios proteccionistas han sido un elemento central. Y lo han sido no solo porque han beneficiado a todos los peruanos con productos más baratos y de mejor calidad, sino porque han favorecido a la propia industria nacional que, gracias al estímulo de la competencia, se ha reestructurado y es hoy mucho más fuerte y competitiva que hace veinte años.
No obstante lo anterior, cada cierto tiempo resurgen fuertes presiones proteccionistas que amenazan con establecer privilegios para unos pocos en detrimento de los consumidores. Recientemente, el 20 de junio, la Comisión de Dumping y Subsidios del Indecopi (CDSI) inició ‘de oficio’–habría que preguntarse por oficio y en beneficio de quién– una investigación por prácticas de dumping a casi todas las partidas arancelarias vinculadas a confecciones de prendas de vestir importables desde la China (alrededor de 276 partidas). Para ello ha argumentado, entre otras cosas, que el Gobierno ha declarado de interés nacional la cadena algodón-textil-confección.
El dumping es una práctica empresarial que consiste en vender en el mercado externo al que se exporta a un precio inferior al que se vende en el mercado propio. Para aplicar medidas antidumping hay que demostrar ese hecho –que en el Perú el producto es más barato que en la China, en este caso– y que eso está produciendo un daño a la producción nacional. Es una investigación complicada que toma muchos meses y recursos humanos y económicos. Denunciar por dumping en bloque todas estas partidas, consiguientemente, es absurdo no solo porque no es razonable pensar que tantísimas empresas distintas sin ninguna conexión entre ellas hayan decidido hacer dumping al mismo tiempo, sino porque aun cuando ese fuese el caso, la magnitud de la investigación requerida haría imposible probarlo. Y de esto último, evidentemente, es bien consciente la CDSI.
Ahora bien, si sabe que no va poder probar el dumping en las casi tres centenas de tipos de productos denunciados, ¿qué puede estar buscando la CDSI al iniciar su investigación de todos ellos? Pues probablemente la respuesta esté en la facultad que tiene el Indecopi para aplicar medidas antidumping provisionales (esto es, antes de que se haya probado el dumping) a los 60 días de iniciada la investigación. Es decir, para este caso, a partir de fines de agosto. ¿Cuál sería el efecto de aplicar estas medidas a todas las partidas en cuestión desde fines de agosto? Detener las importaciones de prendas de vestir chinas destinadas a la campaña navideña. En corto: engrosar el pavo navideño de los competidores nacionales que compiten con estos productores chinos, a costa, lógicamente, de todos los consumidores peruanos de estos productos, que ahora tendremos que pagar los precios más altos que ofrece, en muchos casos, el productor nacional frente a la competencia china. Poco importa para estos efectos que al final el dumping no se pueda probar: gracias a las medidas provisionales, el productor nacional ya se habrá embolsicado la campaña navideña sin tener que preocuparse de la competencia china.
De todas las muchas formas que toma el estatismo, acaso la más indignante sea la del mercantilismo. Y es que otras pueden al menos argüir la creencia honesta (aunque equivocada) de estar actuando en el interés general. En el caso del mercantilismo, en cambio, el interés general es la excusa de un grupo que intenta usar la ley para su propio beneficio, a costa de todos los demás, y pasar desapercibido.
Ya sabemos, entonces, lo que significaría que el Indecopi dicta las medidas provisionales que describimos arriba: que los productores peruanos de prendas de vestir nos servirán a nosotros, los consumidores, en sus mesas para esta Navidad.
vía (Editorial) Los pavos de la próxima Navidad | El Comercio Perú.