Solo en Ica, Pasco y Piura la generación de puestos de trabajo formales crece a tasas de doble dígito. La reactivación en el empleo formal recién comenzaría en el 2018.
En los últimos años, la economía peruana ha tenido dificultades en generar empleo de calidad.
Según datos del Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo (MTPE), el número de puestos de trabajo en empresas formales de diez o más trabajadores ha crecido a tasas inferiores al 1%. Este dato se utiliza como una buena aproximación del empleo formal porque estas empresas generan trabajos con remuneraciones y cobertura de seguridad social relativamente adecuadas.
Las cifras disponibles para el 2017 revelan que la figura aún no se ha revertido. Así, en los primeros siete meses del año, se han creado solo 0,4% más empleos que en el mismo período del 2016. Más aun, para Diego Macera, gerente general del Instituto Peruano de Economía (IPE), las datos a setiembre son motivo de preocupación: el empleo en el Perú urbano ha caído cerca de 2%; en contraste con otros indicadores de actividad económica, que se vienen recuperando.
Además, la cifra promedio a nivel país oculta disparidades importantes entre las grandes ciudades al interior. El MTPE mide la evolución del empleo en firmas formales de diez o más trabajadores en las 29 principales ciudades del país y, entre ellas, hay algunas con importantes contracciones y otras con un interesante dinamismo.
POLOS OPUESTOS
Los contrastes entre las ciudades son grandes. Hay tres urbes que, entre enero y julio, han tenido incrementos de dos dígitos en el empleo formal. La ciudad que lidera el crecimiento es Ica, con casi 15% más puestos de trabajo que hace un año.
El éxito de esta zona radica en la dinámica agroexportadora. Juan Carlos Odar, director de Phase Consultores, explicó que la agroindustria de la ciudad del sur es importante porque genera empleo y tiene encadenamiento con otros sectores.
“La orientación a la exportación hace que los ingresos de las personas sean mayores a los que obtendrían si se orientara al mercado interno”, observó.
La segunda ciudad con mayor dinamismo de la contratación formal es Piura (11,7%). Odar dice que esto se explica porque en el 2016 hubo una base baja de comparación, luego de que se acabaran los empleos temporales creados por las obras de prevención contra el fenómeno de El Niño. Este año la situación se está normalizando, detalló.
En ese sentido, la tercera ciudad con crecimiento del empleo de dos dígitos ha sido Pasco (13,8%), donde el Estado ha sido el motor del mercado laboral. Odar explicó que la construcción pública, que es intensiva en contratación, ha favorecido la generación de empleo.
“Eso tiene efectos en la construcción privada, servicios de restaurantes, hospedaje. Se ha empezado a girar la rueda en Pasco antes que en otras ciudades”, subrayó.
En cuanto a las localidades con contracciones del empleo, resalta el caso de Talara: es la única ciudad donde el empleo en el 2017 ha caído a doble dígito (-10,6%). Este retroceso no es algo reciente, sino que data de hace cuatro años. De hecho, explicó Odar, en el 2011 había 9.800 personas empleadas en empresas formales de diez o más trabajadores en Talara. Para este año, dijo, la cifra se ha reducido hasta llegar a los 6.100 puestos de trabajo.
Este resultado es especialmente relevante porque en esa ciudad se ejecuta la modernización de la refinería, cuya inversión estimada es de US$4.800 millones, según Petro-Perú. Los datos indican que esta megaobra no generaría puestos de trabajo para los habitantes de la zona.
Al respecto, Odar consideró que, en principio, el empleo directo que genera la refinería podría ser poco. Asimismo, opinó que una posibilidad podría ser que se esté subcontratando con otras empresas de menor tamaño. El Comercio intentó obtener una explicación de Petro-Perú, pero al cierre de esta edición no hubo respuesta.
Es importante resaltar que las urbes en la selva también se han visto golpeadas en cuanto a empleo formal. Respecto a este punto, Macera anotó que el cierre del Oleoducto Norperuano ha golpeado la actividad económica en estas zonas y, con ello, las cifras del mercado laboral.
La producción en la selva depende en buena medida de la extracción de hidrocarburos. Odar anotó que esta zona es donde más se ha debilitado el crecimiento.
PERSPECTIVAS
En los últimos dos meses, los indicadores de actividad económica han comenzado a mostrar mejoras, pero la reactivación en el empleo formal recién comenzaría en el 2018.
“La dinámica en comercio y servicios todavía está bastante lenta; la generación [de empleo de calidad] todavía podría demorar. Si de acá al verano o a marzo se ve una consolidación de la reactivación y el sector privado comienza a pesar más, podemos ver más empleo formal”, apuntó Odar.
Macera prevé que la dinámica sea desigual entre las regiones del país. El norte –dijo– va a crecer a una velocidad distinta gracias al impacto de las obras de reconstrucción.
“En vista de que los demás indicadores están revirtiendo tendencia desde el tercer trimestre, en que tenemos por primera vez inversión privada positiva, demoraría un par de trimestres más para revertir los indicadores laborales”, precisó.
Agregó que las rigideces del mercado laboral hacen que ahora los empresarios sean más reacios a contratar formalmente.
Origen: https://elcomercio.pe/economia/cae-12-29-grandes-ciudades-pais-noticia-473186