¿Espacios vulnerables ante un sismo? Según el INEI, hay más de 3 millones 600 mil viviendas hechas con estos materiales. Estas albergan a más de 14 millones de peruanos. Gran parte de estas estructuras son producto de la autoconstrucción.
Aún persiste en el colectivo popular el recuerdo del terremoto de agosto del 2007 que dejó aproximadamente 600 muertos. Gran parte de las estructuras se vinieron abajo por deficiencias en la construcción y por lo precario de sus materiales. Ahora la situación parece no haber cambiado mucho en los últimos 7 años. Un reporte del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) señala que 14 millones 441 mil 645 peruanos, casi el 50% de la población nacional, habitan en viviendas cuyas paredes están hechas de adobe, quincha, madera y esteras. Todos estos materiales vulnerables ante un movimiento sísmico.
Esta considerable cantidad de peruanos vive en unas 3 millones 688 mil 452 casas (el 47,1% del total en el Perú ) fabricadas con los materiales antes mencionados.
En tanto, 34 mil 981 peruanos usan esteras en su construcción. Solo en Ica se registraron 7 mil 525 y le siguen, sin mucha diferencia, Lima y Callao con 7 mil 255 viviendas.
Las casas que están hechas de madera llegan a 592 mil 457 en todo el país, pero su mayor número se reporta en la región de Loreto: 115 mil 812. Ucayali le sigue con 80 mil 210; San Martín, 41 mil 427; Madre de Dios, 19 mil 844; y Amazonas con 13 mil 53 viviendas.
Según Carlos Zavala, director del Centro Peruano Japonés de Investigaciones Sísmicas y Mitigación de Desastres de la Universidad Nacional de Ingeniería (CISMID), estas cifras carecen de validez científica, pues no se ha realizado un estudio de riesgo para estas más de 3 millones de viviendas hechas de estos materiales.
¿En qué consiste el estudio de riesgo? Este determina si las estructuras colapsarían en caso de un sismo. “Se inicia con un estudio de microzonificación para conocer qué tipos de suelos hay, hacer un estudio de vulnerabilidad de estructuras y luego simular un sismo a ver cómo reaccionan. Ahí uno evalúa la cantidad de muertos y heridos”, explicó Zavala.
Acerca de materiales
Hay que aclarar que el hecho de que los materiales sean de quincha, maderas o estera no determinan la fragilidad de la vivienda si es que ocurre un terremoto. Zavala dio como ejemplo el sismo del 2007 y cómo las casas de adobe que estaban sobre las lomas rocosas de San Luis de Cañete quedaron intactas, mientras que estructuras similares en las partes bajas, con suelos menos consistentes, sucumbieron a las fuertes vibraciones.
Volviendo al reporte del INEI, 16 millones 149 mil 82 de nuestros connacionales viven en estructuras cuyas paredes son de ladrillo o material noble. Para Zavala este hecho no garantiza tampoco seguridad. “Es también vulnerable si se construye sobre un terreno de arena húmeda. Simplemente se va a hundir”, aclaró.
Gran parte del problema se debe a que el 70% de la población opta por la autoconstrucción como reveló Pedro Ferradas, gerente de Soluciones Prácticas, organismo de cooperación técnica internacional. “No sacan licencia de construcción y, por lo tanto, no tienen ingeniero para orientarse ni maestro de obra”, detalló.
Zavala da otro ejemplo que no solo involucra a las casas de adobe, madera o esteras: “En la autoconstrucción, lo que la gente usa es ladrillo ‘pandereta’ que es barato y es solo para separar ambientes de la vivienda. Por eso, ante un sismo se va a partir y la gente perderá su inversión porque estos muros ya no se puede reparar”.
15% de casas peligran
Lo que sí se encuentra en peligro ante un sismo, asegura Zavala, es entre el 15 y 20% de las viviendas que se encuentran en Lima Metropolitana, de acuerdo con un estudio de riesgo del CISMID en 16 distritos de la capital.
Indicó que hay zonas específicas donde las viviendas serán vulnerables como la zona costera de Villa El Salvador y Lomo de Corvina; en Chorrillos, la parte baja de Villa, La Encantada, Brisas; en el Callao, Ventanilla. También hay otros espacios como las laderas altas de San Juan de Lurigancho.
La situación en el Centro Histórico también es particular. “Ahí hay casas que se caen solas y para eso debe juntarse el Ministerio de Cultura, el municipio de Lima y expertos de Cenepred para que se pueda decidir qué casas deben conservarse, ya que algunas atenta contra la vida”, dijo Zavala.
ENFOQUE
“Importa más supervisión de la obra”
Erick Reyes
Vicepresidente de la Sociedad de Urbanistas
La amenaza, más allá del tema de los materiales, como quincha, esteras o adobe, es la falta de un buen procedimiento constructivo. En este aspecto, tienen mucho que ver las municipalidades que deben evitar la autoconstrucción al cumplir su rol de fiscalización. Esto se debe de dar por más endeble que sea la vivienda. Deben verificar que existan ingenieros civiles colegiados que estén presentes en las obras… así el proyecto se haya tramitado con ingenieros en el municipio solo al inicio. Lamentablemente, la supervisión no se da y se termina construyendo mal.
Conozco caso de viviendas bien construidas, que fueron diseñadas para tres pisos por profesionales expertos, pero luego los propietarios aumentaron tres pisos más. Esta casa ya no resistirá porque se alteró su diseño original y no porque se le dio otro uso. Otro caso que pasa a menudo es que le dicen ‘hasta aquí nomás’ al ingeniero que tiene años de experiencia por abaratar costos y contratar a un ingeniero recién egresado. En el peor de los casos solo ponen a un maestro de obra para supervisar la obra… Eso es un gran error.
vía Casi 50 % de la población vive en casas de esteras – madera – adobe y quincha | LaRepublica.pe.