Como si se tratara de una película de terror, la avenida Javier Prado muestra espeluznantes escenas a los miles de limeños que la recorren diariamente: una intensa congestión vehicular en hora punta, cientos de coasters que se disputan los pasajeros en cada esquina y semáforos que retrasan el tránsito más de lo debido.
Actualmente, existen al menos cinco proyectos que buscan mejorar tan sombrío panorama en una de las vías más extensas de Lima.
MÁS CARRILES, MÁS AUTOS
En mayo último, el inicio de la construcción de la línea 2 del metro de Lima en la Carretera Central obligó a los autos particulares a desviarse por la avenida Javier Prado, factor que incrementó su carga vehicular. Ante ello, la Municipalidad de La Molina anunció la ampliación de la vía a cuatro carriles, entre el trébol de Monterrico y el óvalo Huarochirí.
Dos propuestas similares están pendientes de ejecución. En San Isidro, la comuna metropolitana planea aumentar los carriles entre la Av. Arequipa y Paseo de la República; y en Magdalena del Mar, reducir la berma central para ampliar la pista en el tramo entre las avenidas Brasil y Salaverry.
Sin embargo, estas iniciativas viales solo resolverían el problema en el corto plazo. Los expertos en transporte han coincidido en que la ampliación de carriles, paradójicamente, produce una mayor congestión vehicular porque atrae a más autos particulares. Es decir, mientras más amplia sea la vía, más automóviles pugnarán por recorrerla.
La avenida Javier Prado fue concebida a lo largo de los años por partes y no como un todo. Eso generó que el ancho actual de la vía y el número de carriles disponibles varíen en diferentes tramos y distritos. La solución es uniformizar el ancho del eje vial a tres carriles para mejorar la fluidez del tránsito y no producir cuellos de botella, explicó Félix Cabrera, experto en planeamiento de transporte.
DEFICIENTE GESTIÓN DEL TRÁNSITO
Ayer se inició un plan de desvíos para permitir la construcción de los estacionamientos subterráneos en la avenida Rivera Navarrete (San Isidro), que estará cerrada durante diez meses. Este reordenamiento vial detuvo el tráfico hasta por cuarenta minutos en varios kilómetros de la Javier Prado.
Esto sucedió porque la avenida funciona como un sistema único, a pesar de que recorre siete distritos y la dinámica del tráfico varía en cada uno de ellos. Por ello, la gestión del tránsito en este eje vial debe verse integralmente y no de forma autónoma y a nivel distrital, indicó José García, coordinador técnico del PLAM 2035.
Para el experto, se debe establecer una coordinación entre la Municipalidad de Lima –encargada de la vía por tener carácter metropolitano– y las comunas distritales para uniformizar las iniciativas que buscan solucionar la congestión.
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