Lima, la Ciudad de los Reyes, está a punto de perder su memoria. De los 735 monumentos considerados patrimonio cultural, el 83% está en riesgo. Y si un terremoto azotara el corazón de la capital, el Centro Histórico quedaría prácticamente en ruinas y fuera de las rutas turísticas.
Así lo declaró Silvia de los Ríos, consultora del Cidap (Centro de Investigación, Documentación y Asesoría Poblacional). Según su inventario, en el Centro Histórico hay en riesgo 608 monumentos con resolución de patrimonio cultural de la nación. De ellos, 560 son casonas, casi el 90% tugurizadas, es decir, en deterioro físico o hacinamiento.
Sin programas. Sin embargo, el problema va más allá del ornato. Casi el 50% de esos predios son propiedad privada y otros atraviesan problemas económicos y de inquilinato. ¿Tiene una ventaja ser patrimonio cultural? Según el Cidap, el beneficio es gozar de la protección del Estado, pero no existe un programa de rehabilitación e incentivos para el privado. “Dicen lo que no debes hacer (…) y en vez de ser algo bueno, es una maldición”, agregó De los Ríos.
Desde 1991, en que Lima fue declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad, no existe un programa integral de financiamiento para la restauración del Centro Histórico, salvo el Fondo Municipal de Renovación Urbana de Lima (Fomur), de la comuna metropolitana, de S/.17 millones, pero su ejecución apunta también a las obras del Plan Maestro Municipal. La remodelación de un predio patrimonial cuesta un millón de dólares. Unos S/.700 millones costaría revitalizar todo el Centro Histórico.
Otro problema es el hacinamiento. Un solar tiene un área promedio de 1500 metros cuadrados. Cada vivienda, por lo general, cuenta con tres habitaciones, donde viven de dos a tres familias, por lo que el tercer cuarto es parte de un altillo improvisado y los baños son comunales.
Limitaciones. La Municipalidad de Lima, a través del Fomur, administrado por Emilima, ejecuta, restaura y conserva unos 300 inmuebles de su propiedad, de los que solo una parte son monumentos históricos.
El presidente de esa entidad, Carlos Castillo, reconoció que durante su gestión tuvo que abrir proceso al 20% de inquilinos por problemas de morosidad y hasta subarrendamiento. “Cuando una persona devolvió la casa, era para llorar; la escalera era un alambre”, agregó.
Pero en el caso de los predios privados, el Estado no puede intervenir, y hay muchos propietarios empobrecidos que no tienen el dinero para una remodelación. Es por eso que Emilima impulsó la restauración de 42 fachadas. Esa medida, además de otras 23 obras, le permitió ganar el Premio Creatividad Empresarial.
Recorrido. La posada de Bolívar data del siglo XVIII. Sus escaleras aún revisten algunas placas de mármol. Allí residió temporalmente el libertador Simón Bolívar. Pero a Laura Cacyo le preocupa más el techo resquebrajado del zaguán y el agua. El solar cuenta con cuatro baños y dos grifos de agua para 21 familias. En el jirón Áncash 984 está el Molino de Santa Clara, que durante el siglo XIX ostentó en su portada 17 esculturas de mármol. Hoy la primera planta tiene un taller metalmecánico. Carlos Rivera, inquilino desde hace 40 años, dice que los propietarios se han desentendido del solar, y de las 20 familias, solo tres pagan el alquiler. En la actualidad no hay servicio de agua ni baños, y vecinos del sector han denunciado que los habitantes del molino tiran aguas servidas a la calle.
La Casa Du Bois data del siglo XIX y fue famosa por su estilo morisco y sus estructuras de piedra y fierro. Hoy tiene dos propietarios, cuyas diferencias se observan en el pintado bicolor de la escalera. El vitral superior ya no existe. El vendedor Miguel Ángel cuenta que una veintena de turistas visitan la casona, pero solo llegan al vestíbulo porque la historia de Lima termina allí.
vía 90% de casonas históricas de Lima están tugurizadas | Diario Correo.